Opinión

TACTICA Y ESTRATEGIA
por Ricardo Arriagada

El hecho de que las elecciones del 28 de junio hayan sido legislativas permite considerar el triunfo del neomenemismo como una victoria relativa.
Su avance más inmediato se notará en la posibilidad de impedir políticas gubernamentales desde un espacio legal pero allí radicará, también, el riesgo más notorio que deberán afrontar pues para obtener la mayoría de votos deberán abrochar alianzas que no siempre estarán a su alcance.
Si lo logran, deberán responder por las razones de cada veto, si no lo logran perderán la iniciativa y su triunfo se diluirá en la nada.
Han conseguido un avance táctico. Sólo el no confundirlo con un logro estratégico les permitirá capitalizarlo.
El mismo día de las elecciones, Magdalena Ruiz Guiñazú se preguntaba sobre qué posición tomar acerca del derrocamiento del presidente constitucional de Honduras. “Es una situación confusa…” repetía mientras pensaba en voz alta.
La situación, para ella, es confusa pues Zelaya se ha manifestado aliado de Chávez y Evo Morales. Y es confusa porque Zelaya se ha encolumnado en esa zona difusa que los liberales llaman “populismo”.
Cristina fue la primer gobernante en el continente que repudió el golpe.
La diferencia de puntos de vista no es casual.
Deberían tomar nota los progresistas que se oponen al Gobierno: los Ruiz Guiñazú pueden participar de mil Conadep pero nunca perderán el gorilismo que les hace ver “confuso” un golpe de estado.
Si el golpe se lo hubieran dado a Uribe (Colombia) un grupo, por ejemplo, de militares nacionalistas, la septuagenaria dama estaría prendiéndose fuego frente al micrófono.

En este caso no.

Porque parece que hay golpes clase A y clase B. Y gobiernos clase A y clase B.
Ahí también reside la importancia a futuro de estas últimas elecciones: pueden legitimar futuras iniciativas destituyentes o golpistas. Y pueden contar, esas iniciativas, con el mismo o más apoyo de los medios.

Los peronistas, digamos, “mayorcitos” cada tanto nos hacemos los guapos y queremos creer o queremos hacer creer que al peronismo le sobra resto para cargarse solo sus contradicciones, los conflictos sociales sumergidos, el poder de la oligarquía, la insidia de la Iglesia y la injerencia del Departamento de Estado, entre otras cosas.

Se nos salta la cadena y entonces “ a la Marina la corremos con los bomberos” o “les vamos a cobrar cinco por uno”. Arreglamos todo a los alpargatazos.

Orgullosos de nuestra mística, olvidamos la enseñanza histórica más importante: solos no podemos. No pudimos nunca. En el origen de nuestro movimiento está la vocación de unidad nacional y deberíamos no olvidarlo pues está claro que todos aquellos que no son aliados nuestros lo son del enemigo o funcionales a él.

Hace mucho que nuestro país está “polarizado”.

Patria o colonia, Liberación o dependencia. Ellos y nosotros. Por eso es que tenemos adversarios y tenemos enemigos.

Eso no quiere decir que tengan razón aquellos “transversales” que se fueron del Frente puteando porque Kirchner no rompía con el PJ. Haciendo números, el resultado hubiera sido peor.

El chiste es que tienen que estar unos y otros.

Unos, respetando las estructuras que los trabajadores se han dado históricamente. Los otros, aceptando la diversidad y la existencia de mínimos comunes denominadores.

Esa necesario el reconocimiento de la CTA pero lo es tanto como que los militantes nacionales y populares dejen de ver un facho en cada tipo que se autodefine como justicialista.

Ahora vendrán los pedidos de autocríticas, las renuncias, las acusaciones y el asalto al PJ.

Un amigo siempre me dice que “bueno… no somos noruegos” y yo le recuerdo que los noruegos hace apenas mil años bebían usando de jarro el cráneo de sus enemigos.

Quedan dos años por delante y eso para algunas cosas es poco tiempo y para otras es mucho.

Es poco para partir de la nada pero es mucho si se aprovecha la experiencia y se profundizan los acuerdos..

Contamos con un arco de relaciones internacionales que no tuvimos nunca, con una balanza comercial superavitaria, una buena política de ingresos y los viejos cubiertos en términos de jubilación y atención médica.

Se han inaugurado más hospitales y escuelas que nunca desde el 55.

Se aguantó la crisis internacional en su peor momento y esto en algún momento será reconocido.

No hay que dejarse abochornar por lo inmediato.
La serenata es larga.
Hace poco mencioné en un artículo que el Pro expresa una nueva voluntad de los sectores que concentran la economía: poner de mascarón de proa, directamente, a sus muchachos.

Macri, de Narváez o los agrodiputados dan cuenta de ello.

Pero se van a encontrar con un problema: en el Congreso hay que tener, mínimamente, un qué decir y un cómo decirlo. Al Congreso no se va a dar órdenes o a hacerse servir por el de al lado.

No es así, por peor que esté todo.
Nos queda claro, de todos modos, que De Angeli no expresa a la generalidad. Más bien es una contracara amenazante: es el gauchito medio boludo, pobre, al que hay que tener controlado porque sino hace macanas. ¿Quiénes lo controlan? La SRA, CARBAP, Buzzi. Pero dejando claro que, cuidado, porque un día se les escapa y quién sabe…
De todas maneras, los otros no son ningunos genios y se van a encontrar rápidamente con un trabajo que no conocen y no les gusta.

En ello también deberán medrar los sectores populares.
La estrategia es la toma del poder. La táctica es el cómo.
Eso lo sabe la derecha así como lo sabemos nosotros.

En esta pelea en la que no puede haber dos ganadores ellos tienen la ventaja de contar con los medios de comunicación, los medios económicos, el apoyo externo, la Iglesia Católica, etc…

Nosotros contamos con la experiencia que dan las derrotas y los triunfos de tantos años. Eso nos deja una enseñanza central: somos mejores que ellos cuando estamos unidos y organizados.

Lo primero depende, en gran parte, de que la clase media se asuma como sector popular.

Lo segundo de algunos mínimos acuerdos y algunos renunciamientos oportunos.

Veremos.

Pongamos algo de cada uno y capaz antes de que se agote nuestro tiempo existencial logramos ver un país ordenado y feliz.

Mar del Plata, 29 de Junio de 2009.